Es una excelente noticia que el gobierno de Macri en Argentina utilice herramientas de gestión para asegurar la implementación de objetivos y de grandes proyectos de transformación.
No debería sorprender que un país use estos modelos de gestión, ya que a mayor complejidad en las variables a manejar y a mayor incertidumbre, es necesario complementar la intuición en la toma de decisiones con datos objetivos y concretos. Estos modelos ayudan a profesionalizar la gestión tanto pública como privada.
Este es el caso del Balanced Scorecard, modelo de gestión que permite hacer operativa la visión y estrategia de una organización a mediano y largo plazo.
Pero hay que medir, y en general hay que medir todo, las variables críticas y también los detalles. Quizás por eso sorprende que un país en Latinoamérica haga esto, donde prima la informalidad en la toma de decisiones, el amiguísimo e increíbles dosis de corrupción.
Siempre decimos que lo que no se mide, no se puede gestionar, y lo que no se puede gestionar, no se puede mejorar.
Pero hay que tener mucho cuidado al implementar estos tipos de modelos de gestión, porque tienen un riesgo grande de recibir una fuerte resistencia por aquellas personas, áreas o ministerios que sienten que “van a ser medidos” o evaluados. Aquí les comparto algunos factores claves en la implementación y algunas sugerencias:
No es un Tablero de Control: Los tableros o Balanced Scorecard por sus siglas en inglés son modelos de hacen operativa la estrategia para alcanzar la visión de una organización o un país. No están orientados al control, están orientados a la gestión. ¡Es verdad que el control es una parte de la gestión, pero no es y por lejos, la más importante! Estos modelos deberían llamarse Tableros de Gestión o Cuadro de Mando Integral (CMI). El nombre es importante porque orienta a las personas de tal forma que piensan que van a ser medidas y sometidas a un modelo de control y de auditoria.
Conectarlo con la Visión y Estrategia a largo plazo: Los modelos de gestión deben estar definidos en relación a la visión y estrategia a largo plazo. En este caso el Tablero de Gestión de Argentina debería estar conectado con la visión a 20 o 30 años y una estrategia concreta para poder alcanzar estos grandes objetivos. Si el tablero no está conectado con la visión y estrategia el riesgo es que los objetivos no tengan sentido, que cada ministerio vaya por su lado y que se mire solo a corto plazo, o por ejemplo el foco sean las próximas elecciones.
Foco, foco, foco: Tener 100 prioridades es no tener ninguna, por más que estemos hablando de un país y con los problemas y complejidad que tiene la Argentina, sería importante definir 7 a 10 prioridades de gestión. Luego cada una podrá abrirse con más de detalle. Es imposible recordar 100 prioridades. Los tableros de gestión proponen definir aquello que debe hacerse para hacer realidad un futuro mejor, son desafíos de transformación. Estos deben desafíos deben ser pocos, críticos y los necesarios que el país pueda absorber en el tiempo.
Relación entre objetivos: Los objetivos estratégicos no están aislados entre sí. Los objetivos tienen una relación causal y en cadena entre varias capas o niveles. Por ejemplo, las bases para el desarrollo de un país son variables como nutrición, educación, salud, infraestructura, instituciones públicas sólidas, creíbles y con reglas claras. Con esta base para el desarrollo un país puede construir las cadenas de valor productivas en sus diferentes sectores, de esta manera hay inversión y trabajo. Con esto uno puede mostrar al mundo que el país es serio y tiene una propuesta de valor competitiva. Vienen más inversiones, se arma un ciclo virtuoso. Con todo esto y por último se logran los objetivos de impacto país: Crecimiento, menor desigualdad, mayor empleo, mayor calidad de vida. ¿Tendrá el gobierno de Macri un Mapa Estratégico para analizar las relaciones de causa y efecto entre los 100 objetivos?
Participación & Comunicación: La participación de todos los responsables en la definición de la estrategia es clave. En Latinoamérica, la estrategia la suelen definir 2 o 3 personas y bajar línea al resto. El Balanced Scorecard plantea lo contrario. Con el método 100% todo el equipo tiene que participar desde cero en la construcción de la visión y de la estrategia. Con esto aseguramos que haya compromiso en la implementación. ¿Tendrán en claro esto los responsables de seguir el tablero Peña, Quintana y Lopetegui?
Equipo de seguimiento: No suelen ser auditores, tampoco controllers. Los responsables del seguimiento tienen que tener la habilidad de movilizar a todos los líderes con la nueva visión y estrategia y ayudarlos a que implementen con éxito los objetivos planteados. Los que controlan no suelen tener ideas. Aquí es clave que el equipo de seguimiento tenga capacidad de liderazgo y de movilizar a las personas hacia un futuro diferente. No es lo mismo controlar que gestionar. Otros países que usan los mismos métodos denominan esta área como la Oficina de Gestión de la Estrategia.
Así como Brasil, Chile y Colombia iniciaron sus procesos de profesionalización con Tableros de Gestión a principios del 2.000, Argentina va por el buen camino. Los Tableros de Gestión no son garantía de resultados, pero marcan una línea de trabajo y de profesionalismo que es por lejos la mejor que ha tenido la Argentina en años.
Nota: Tablero de Control: El trío que supervisa la gestión gana poder