Rethinking Innovation

 ¿Cómo podemos lograr más impacto con la innovación?. Tenemos que repensar la forma en que encaramos la innovación. Hay que recuperarla y reorientar los esfuerzos para que sea algo más útil, real y que nos permita crecer en libertad.

La innovación es algo inexorable, algo que no se puede evitar, eludir o detener. Estamos obligados a innovar. El contexto de alta incertidumbre en el que vivimos (pandemia, invasión, avance tecnológico, nuevas generaciones) es una muestra de que el mundo que conocimos ya no existe más. Este nuevo mundo está lleno de imponderables pero también de oportunidades, donde la innovación es necesaria y pasa a ser la solución a todos los problemas, con altísimas expectativas de lograr resultados inmediatos.

En esta nueva economía, 9 de 10 empresas tienen iniciativas de innovación en sus planes estratégicos. En la mayoría de los casos, estas iniciativas están relacionadas con digitalización e inteligencia artificial, transformación del modelo de negocios, organización ágil y sustentabilidad. 

Pero el 80% de estas empresas falla y no obtiene los resultados esperados de innovación. Lo que ocurre también es que al cabo de un tiempo, no solo las iniciativas de innovación desaparecen, sino además “innovación” pasa a ser una mala palabra dentro de la organización. Con el tiempo, los equipos se vuelven descreídos y hasta cínicos con estos temas.

Al final obtenemos malos resultados y una organización indigestada de superficialidad y falsas expectativas. Un costo muy caro, cuando la intención es radicalmente lo contrario.

Muchas organizaciones lo intentan, pero la mayoría logra un impacto efímero. En muchos casos es solo fuego artificial. También existe una postura falsa o ingenua relacionada con estas iniciativas. “Innovación Simulada”, empresas que hacen como que cambian, publicó Sebastián Campanario columnista de La Nación en Argentina (2019), o el concepto de la “Porno Innovación” que comentó en su momento el científico de datos y tecnólogo Marcelo Rinesi. Así como la pornografía es un género de ficción, el “guion innovador” que muchas organizaciones siguen está basado en una lectura superficial y en última instancia inefectiva de cómo funciona un proceso de cambio. 

¿Por qué algo tan necesario como innovar es tan difícil de implementar? Matt Ridley en su libro “How Innovation Works” plantea que las empresas invocan la palabra innovación de una forma alarmante y sin sentido de lo que realmente implica. Más que impulsar, terminan bastardeando un concepto tan noble como es la innovación. Muchas empresas no saben cómo ocurre la innovación, no saben cómo se genera, ni en qué condiciones, y lo que es peor, no saben cuándo ocurrirá la siguiente innovación en sus equipos. 

Innovar es crear mayor valor económico, social y ambiental para las partes interesadas a través de la implementación con éxito de nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas. ¿Qué fuerzas influyen en el intento de innovar? ¿Cómo podemos recuperar los condimentos esenciales de la innovación?

Inversión y show me the money

El Reporte de Competitividad que elabora el WEF (World Economic Forum) y el Índice Global de Innovación que publica INSEAD cada año, plantean algo determinante: Sin inversión no hay innovación. ¿Cuánto dinero estamos dispuestos a invertir en generar productos diferentes o nuevas formas de hacer las cosas? La realidad es muy poco o nada. Es verdad que los costos de innovar bajan año a año, a causa de leyes como la Moore o la ley de capacidad cuántica, pero en el fondo las empresas intentan generar innovación con poco o cero recursos, tanto público o privado. 

Según el Banco Mundial, la inversión en innovación está por debajo del 1% del PIB en la mayoría de los países de Latinoamérica: sólo lo supera Brasil (1,2%) y el resto apenas ronda el medio punto como ocurre con México (0,49 %), Argentina, (0,53 %) o Ecuador (0,44%).

Y si hablamos de patentes, los resultados son peores. Latinoamérica prácticamente no tiene relevancia. De acuerdo con las estadísticas de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), el avance en cuanto a innovación en Latinoamérica y el Caribe se ha ralentizado en los últimos 5 años.

Alejandra Luzardo, líder en Innovación y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), plantea que existe una alta correlación entre la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) y el número de patentes que se registran. “Como solo los inventos novedosos y útiles pueden aspirar a una patente, el crecimiento en el número de estas suele tomarse como evidencia de que una economía evoluciona hacia la innovación”.

Si la innovación es inversión, ¿De qué innovación estamos hablando?…

Si bien hay algunos atisbos de aumento de inversión en procesos de innovación, no es suficiente. Hace falta mucho más compromiso público y privado en este punto. Una ventana de esperanza es la inversión de riesgo en Latinoamérica, donde en 2021 hubo un crecimiento exponencial de inversión llegando a 15.000 millones de USD, 3 veces más que en 2019 que ya era récord, y 2022 promete ser mejor. 

Los intangibles y ver para creer

La otra cara de la moneda es que los reportes sobre innovación (WEF y GII) miden solo indicadores duros de innovación. Inversión, publicaciones y patentes de propiedad intelectual son algunos de ellos. Indicadores muy necesarios para medir concretamente el impacto de las invenciones y evitar la falsa innovación.

Desde el crecimiento exponencial tecnológico que vivimos, especialmente desde 2008, se han transformado radicalmente muchos sectores. Esto ha permitido la creación de nuevos modelos de negocio. Uber, Airbnb, Tesla, Amazon, Salesforce, son algunos ejemplos de empresas que innovaron a partir de su modelo de negocio. 

¿Cómo medimos si un modelo de negocios nuevo e innovador? No tienen una propiedad intelectual asociada (patente), no tienen publicaciones, quizás algo de I+D, pero si tienen la creatividad e inversión (tiempo y recursos) para configurar un negocio de una manera nunca antes pensada. Pero la creatividad es un intangible difícil de medir, por no decir imposible.

Se puede innovar con propiedad intelectual, o sin ella. Latinoamérica, si bien no tiene relevancia prácticamente en el desarrollo de patentes a nivel mundial, si lo es en la generación de modelos de negocios innovadores, como por ejemplo en temas de cambio climático, economía circular y en servicios para la base de la pirámide.

Todavía hay mucho por transitar en como medimos los procesos y la generación de innovación, no hay herramientas y métodos para medir lo intangible. Las patentes son una fuente de medición, pero no es la única fuente para evaluar el impacto de la innovación.

Conexión gradual y la mano de Dios

En las biografías que escribió Walter Isaacson sobre Leonardo Da Vinci y Esteve Jobs, muestra como la conexión de diferentes disciplinas y su interacción gradual en el tiempo van produciendo paso a paso, conexiones y creaciones que al final generan innovación. 

Ni a Leonardo ni a Esteve se les poso la paloma blanca en el hombro derecho y les mostro el camino de la iluminación mágica, para que después Leonardo crease el Hombre de Vitruvio y Steve el iPhone…Lo que podemos observar es que la innovación no es algo súbito, no sucede de repente.

Es verdad que Leonardo Da Vinci tenía una curiosidad incansable, una observación cuidadosa y una imaginación juguetona. Pero más allá de estas habilidades que, según Isaacson, cualquiera de nosotros podría desarrollar…. La creatividad genial de Leonardo resultó de la intersección de la tecnológica y las humanidades, sobre todo en arte y ciencia. Se dejo llevar en la experimentación gradual y profunda de esos temas.

Steve Jobs transformó radicalmente muchas industrias, conectando la creatividad con la tecnología y el diseño, un perfeccionista obsesivo que lo llevo a cuestionarlo todo y no quedarse tranquilo hasta la lograr la mejor versión de lo que estaba creando. El iPhone no es una única creación, son miles y miles de versiones de algo que fue mejorando con el tiempo.

La conexión gradual nos interpela de una manera directa y nos pregunta: ¿por qué queremos innovar? ¿qué esperamos de la innovación?. Tenemos una sobre expectativa con obtener resultados inmediatos. Somos exitistas por naturaleza, nos interesa más el resultado que el proceso. Con la innovación no hay atajos. Si el atajo fuera bueno, no existiría el camino.  No hay “mano de Dios” que nos salve. Lo gradual es tiempo, interacción, exploración, estar presente.  ¿Cuánto tiempo estamos dispuestos a esperar los resultados de la innovación? ¿Estamos dispuestos a dejarnos llevar por la conexión gradual?

Abierta y sistémica: ¿Hacemos un hackathon?…

Al final de la segunda guerra mundial, Vannevar Bush, Decano de la facultad de ingeniería del MIT en USA planteaba que el motor de la innovación requería de la asociación de tres fuerzas: Empresas, gobiernos y universidades. Estos “poderes” trajeron grandes innovaciones y permitieron a Estados Unidos prosperar económicamente y crecer de forma sostenida. 

En 2003 Henry Chesbrough, Profesor de Haas School of Business de la Universidad de Berkeley, propuso el concepto de Innovación Abierta (Open Innovation) consolidando y ampliando el concepto  de Bush del MIT.

Hoy vemos que la innovación debe ser abierta e integrando no solo los tres poderes (empresas, gobierno y universidades) sino además a todo el ecosistema (profesionales, emprendedores, inversores, etc.). Esto no quiere decir que la competencia no sea sana. Las rivalidades enriquecedoras han alimentado muchos de los grandes descubrimientos de la humanidad. 

Pero cuanto más abramos los procesos de innovación, más posibilidades de obtener resultados disruptivos tendremos. Pero no hay algo muy importante, no hay que olvidarse que en el centro de la innovación abierta está el cliente o usuario final. En muchos casos se confunde esto y se pone a los emprendedores en el centro de la escena. Hay que tener en cuenta que los emprendedores son un medio para generar nuevas ideas que le hagan más fácil la vida a clientes y usuarios. Cumplen un rol importante, pero son un “medio para” y no el objetivo final de un proceso de co-creación.

La innovación abierta tampoco es un “Hackathon”, o “Innovation Talks”. Estos estímulos son importantes para movilizar y para concientizar, pero son solo el primer paso. El inversionista Peter Thiel popularizó el concepto de 0 a 1 “Zero to One” , en cómo dar ese primer paso para emprender o innovar. Este gran primer paso es un “Tipping Point” o punto de inflexión, muy bien explicado en el libro de Malcom Gladwell. Pero cuando hablamos de innovación, lo clave es como pasar de 1 a 100. Hacer realidad la innovación, creciendo y escalando de forma sostenida. 

La interacción e iteración propia del movimiento de innovación produce la recombinación de “piezas” o conceptos y la convergencia hacia el modelo final. Cada idea es una combinación de otras ideas, y cada tecnología nueva es una combinación de otras tecnologías. La base de la recombinación es la confianza, colaboración y trabajo en equipo, donde muchas veces suelen tener diferentes intereses.

La innovación abierta es un compromiso a largo plazo de diferentes sectores y organizaciones para asegurar la transferencia tecnológica y lograr que las ideas se hagan realidad. También es entender que hay más valor afuera que adentro de una organización, por más grande y líder que sea la empresa. Integrar miradas de diferentes disciplinas e intereses enriquece enormemente el proceso. 

Hype al palo y la búsqueda de métricas reales

Hay que decirlo: El hype emprendedor está en niveles extremos. Hay que tener estomago para soportarlo. Startups valuadas en 20 o 30 millones pero no venden ni un dólar. ¿Cómo puede ser?. Sabemos que por una idea, por más innovadora que sea, te pagaría un centavo, y por una buena ejecución una fortuna (viejo como Peter Drucker). Pero es evidente que hay un movimiento de startups que apuntan al negocio de valuación y no a la creación de valor. 

Posiblemente estas empresas que no venden ni un duro quizás tengan un exit de 40 o 50 millones en el corto plazo, y muchos saldrán contentos. La estrategia simplemente es aumentar su valuación. Salvo que estemos en el sector de Biotecnología donde el desarrollo es a largo plazo y en largas fases, en el resto de los casos no tendría mucho sentido, ¿o no?.

El exceso de liquidez, que afortunadamente cortó abruptamente, hace que todo esté volviendo a niveles más sanos, y eso hará que el hype emprendedor se equilibre nuevamente y que el foco esté en la creación de valor. Con caídas estrepitosas en los mercados tech del 50%, se escucha decir por ahí que se acabó el dulce de leche. 

En cambio, hay otro tipo de startups donde apuntan a la creación de valor, a tener métricas reales, a crecer sostenidamente a través de una propuesta de valor diferencial a sus clientes, a estandarizar procesos y automatismos para ser eficientes etc. Enfocadas en pasar de 1 a 100, más que de 0 a 1, en este tipo de empresas es donde la creatividad y la innovación encuentra su lugar natural.

Si analizamos el hype de la innovación, podríamos afirmar que funciona de forma similar al hype de los emprendedores. Roy Amara, directora del Instituto del Futuro en Palo Alto California, planteó la ley “Amara” sobre el hype de la innovación. Afirmando que solemos sobreestimar el impacto de las innovaciones en el corto plazo y subestimar el impacto en el largo plazo.

En definitiva, necesitamos un hype más equilibrado, más productivo, más sano.

Elefantes y gacelas

En el ranking de empresas más innovadoras de 2022 según Forbes, de las 10 primeras solo figura una gran empresa: Microsoft, las 9 restantes son startups o empresas muy jóvenes: Stripe, Solugen, Twelve o SpaceX…

A las grandes empresas (con cariño Elefantes) les cuesta mucho innovar. Sobre todo en Latinoamérica. La mayoría son muy malas innovando. Están enfocadas en la explotación de recursos, suelen ser organizaciones complejas, jerárquicas, con un enfoque de mando – control en muchos casos basado en la desconfianza. Prácticamente no está en el ADN de estas empresas el gen de la innovación. Hay algunos casos, pero son excepciones. 

Las empresas jóvenes (con cariño Gacelas) están orientadas a la exploración y creación de recursos. Son organizaciones ágiles y con habilidades de auto-gestión, donde la base de es la confianza. Tienen en su ADN la capacidad de crear e innovar.

El desafío no es que el elefante sea gacela, porque sería utópico. Aunque es verdad que cada tanto se ven elefantes con tutú por ahí… La oportunidad real es conectar e integrar las grandes empresas con las jóvenes. Hay una gran complementariedad entre ambos genes. Uno tiene la capacidad de ir de 0 a 1, y el otro gen de ir de 1 a 100.

La integración entre grandes empresas y startups se ve claramente en el crecimiento agresivo que hubo en los últimos años del “Corporate Venturing” (colaboración entre empresas establecidas y startups innovadoras). Pero según Josemaría Siota, Director de Innovación & Entrepreneurship del IESE en España, el 75% de estas colaboraciones no dan los frutos esperados. ¿Cómo aumentar las posibilidades de éxito? Entre otras acciones, es relevante definir claros objetivos desde el principio. Diagnosticar las áreas corporativas más expuestas a la disrupción y las oportunidades de alto crecimiento. Basándose en datos (no intuición), diseñar la arquitectura de Corporate Venturing, que esté acompañada de un sistema de métricas de rendimiento concretas y medibles.

Por último al Corporate Venturing le falta la C de Capital. Estas iniciativas se hacen realidad de verdad cuando las empresas se comprometen con inversión de capital en el proceso de colaboración con startups. Corporate Venture Capital o CVC es la máxima expresión de la innovación abierta entre elefantes y gacelas.

Metodologías mágicas: ¿Diseñamos un CANVAS?

Hay un gran aporte de herramientas y metodologías para innovar. Desde “Change by Design” de Tim Brown, “Ten Types of Innovation” de Larry Keeley, “Disciplined Entrepreunserhip” de Bill Aulet, o “Business Model Generation ” de Alex Osterwalder,  son solo algunos ejemplos de muy buenas metodologías publicadas en los últimos años. 

Las herramientas y metodologías son necesarias pero no son suficientes. Son ejercicios de aproximación. Quizás el movimiento de design thinking fue el que más lejos llego, con resultados en innovaciones más incrementales que disruptivas. 

La mayoría de estas metodologías tienen un enfoque práctico basado en el QUE y muy poco desarrollo en el COMO y menos en el POR QUE. Sobre todo en cómo lograr frecuencias de conexión y co-creación en equipos de innovación. El contexto en donde se produce la creación es único, es muy difícil de estandarizarlo y “paquetizarlo”. de ahí las limitaciones que tienen las metodologías.

El médico visionario Halbert Dunn, publicó en 1958 que en salud, el foco debería estar menos en curar las enfermedades y más en encontrar las causas de la salud. Este quizás fue  el primer manifiesto de bienestar que se haya escrito. Lo interesante de Dunn es que planteaba que en el bienestar de una persona influyen varios factores: su bienestar físico, mental, espiritual y social. Y que al momento de tratar de mejorar el bienestar no podemos atacar los factores por separado. Esta visión integrativa y cómo influye el contexto al bienestar se puede aplicar de la misma manera al proceso de innovación. No podemos aislar los factores que influyen en la innovación: Contexto, sector, estilos de liderazgo, tipo de organización y capacidades de los equipos.

La última milla de la innovación no está estructurada en ninguna metodología todavía. El camino es seguir aprendiendo como se produce realmente la innovación.

Necesitamos re-pensar la innovación

Innovación es energía enfocada en lo improbable, en lo que no existe todavía. Es energía vital, limpia y abierta a lo desconocido. Se produce desde abajo hacia arriba. Tenemos que repensar en como encaramos la innovación. Recuperarla y reorientar los esfuerzos para que sea algo útil, real y que nos permita crecer en libertad y resolver problemas complejos. 

Prepararnos para la serendipia que hay detrás de la innovación requiere de personas conscientes, presentes, en plenitud y conectadas con la naturaleza que los rodea. Es un despertar desde adentro hacia afuera. Donde el ingrediente principal es la libertad.

Patricio Guitart

Founder of @GuitartPartners y @NewGenVentures

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